Gracias al interés de personas ajenas al blog, No me toques las Ray Ban crece, al menos en esencia, y cambia de diseño para abarcar más y diferentes entradas.
Por favor, no dejéis de visitarnos porque, aunque no lo parezca, sois muchos los interesados :)
PD: algunas de las entradas pertenecientes a este blog se irán actualizando en el nuevo para que no caigan en el olvido.
http://nometoqueslasrayban.wordpress.com
Muchas gracias a todos!!!
https://twitter.com/Ximetty9
:)
No me toques las Ray-Ban
domingo, 9 de diciembre de 2012
martes, 30 de octubre de 2012
Felicidad, qué bonito nombre tienes
Si alguna vez me preguntas qué es para mí la felicidad,
tal vez no sepa responderte.
Seguramente te conteste con palabras coherentes
que unidas formen un estúpido mundo de Marihuana y fantasía
pero no será el mío
porque ni fumo porros ni conozco a Yupi.
Pero si alguna vez nos conocemos,
si alguna vez te llego a encontrar,
si me preguntas qué es para mí el amor,
si lo haces mientras me miras,
te podrás ver reflejada en mis pupilas
porque te aseguro
que no habrá nada más que quieran ver mis ojos.
Si me preguntas qué es para mí la belleza
hazlo cuando salgas de la ducha
para dejar sin palabras a este pobre poeta,
porque cuando tu mirada se dirige hacia las nubes,
sólo el tonto mira al cielo.
Y si después de encontrarte,
alguna vez me preguntas qué es para mí el sexo,
que sea en mi cama
mientras buscas con la mirada tu ropa interior
y me preguntas
qué coño hiciste con mi tanga, cariño
Entonces pregúntame si alguna vez lo he pasado mejor
y te diré aquello de sigamos con lo nuestro
porque para siempre
me sigue pareciendo muy poco tiempo.
Si lo que me preguntas es qué es para mí el dolor,
hazlo con las maletas en la mano,
yéndote hacia ninguna parte y yo te contestaré
que no habrá un lugar en el que estés más segura que en mis brazos,
así que, si después de conocerte,
algún día decides irte,
hazlo,
pero prométeme no soltarme nunca.
Entonces,
si llega el día en que te encuentre de verdad,
si soy capaz de responderte a todas esas cuestiones,
pregúntame otra vez sobre aquello de la felicidad
Felicidad, qué bonito nombre tienes
Felicidad, querida, eres tú
jueves, 18 de octubre de 2012
Monólogo del amor
Nos conoceremos en algún lugar. Tal vez en la barra de un
bar o comprando en un supermercado, justo en el momento en que nuestros carros
se choquen. A lo mejor es en plena calle, quién sabe. Imagínate a ti ojeando
una revista, quizás la misma que vaya a comprarme yo, y coincidamos en alguna
opinión acerca de ella. Siempre podríamos encontrarnos en el metro, bajando en
la misma parada o tal vez te vea ahí sentada, esperando que te levantes, y decida ir al mismo sitio que tú para
contarte que me has encantado, que necesitaba hablar contigo y conocerte. O
simplemente nos presente un amigo en común y tu sonrisa me embriague para
siempre.
Y entonces yo te sonreiré a ti y después del hola, qué tal,
algo en ti hará que te fijes más y te darás cuenta que existe una atracción que
te gusta. No sabrás cómo definirlo. Pero te darás cuenta que yo no soy como los
demás, cómo decirlo. Simplemente diferente. Así que estaremos un buen rato
hablando, sin dejar de sonreír. Porque estaremos realmente cómodos. Seguramente
uno de los dos se choque contra otra persona al andar porque no seremos capaces
de mirar hacia el frente. Solo yo a mi izquierda y tú a tu derecha. A los ojos
del otro, viendo miles de destellos salir de ellos.
Llegará la hora de decirnos hasta luego y nos daremos los
números de teléfono. Nos agregaremos al Facebook y no volverá a existir una
noche más corta que la primera en la que hablamos. Al día siguiente, los dos
cogeremos nuestro móvil y sonreiremos al ver que el primero en levantarse ha
querido dar los buenos días al otro. Me hubiera pasado toda la noche hablando
contigo, una cosa parecida dirá ese whatsapp que nos atrapará en la
desesperación de vernos, de mirar el móvil cada cinco minutos esperando tener
más noticias. De echarnos de menos, de desearnos.
Algún sábado nos encontraremos de fiesta sin querer. Será
nuestra sorpresa. La primera de muchas, o no. Qué haces aquí, no sabía que
venías. Nos diremos ese tipo de cosas y otras más que a nadie le importa porque
nuestros ojos estarán gritando bésame de una puta vez. Y nos dejaremos llevar
por el alcohol. Y nos besaremos. Apasionadamente, nos irá la vida en ello. Será
perfecto, suave pero intenso. Se nos acelerará el pulso y pensaremos que hacía
mucho tiempo que no sentíamos algo así. Pero seguramente sea por el alcohol, no
lo olvides.
Esa noche dormiremos juntos, cómo no. Nos detendremos a
jugar a los dados del amor en cada esquina, stop, farola o bazar. Nuestros
suspiros serán cada vez más fuertes y la excitación hará desaparecer cualquier
persona viva de este puto mundo. Porque en el nuestro, sólo estaremos tú y yo.
Y llegaremos a tu casa después de habernos dejado la mitad
de la ropa en el ascensor. Las paredes de tu hall serán la cama perfecta para
empezar a despojarte de lo que te quede de tela mientras mis manos bailan con
el azar. Por un momento, tus pechos serán la corona de mis labios y mi lengua
jugará a ser dios en todos los lugares que te produzcan excitación. Y seguiré
buscándote porque al cabo de cinco minutos no habrá un centímetro de tu piel
que yo no haya examinado. Y tus manos se moverán rápidas en la misma zona que te estás imaginando ahora mismo. Y tu boca… Créeme que tu boca no tardará en chupar lo que más desearás en ese mismo momento.
Y haremos el amor. No, no sólo eso. Follaremos. Vaya que si
follaremos. Nos dejaremos llevar por la magia de la noche y los tropiezos de
nuestra embriaguez. Toda la noche. De hecho, amaneceremos entre los últimos gimoteos
de pasión. Desgastaremos nuestros cuerpos descubriendo nuevas posturas
de excitación con cada polvo mientras que el sudor se convertirá en las sábanas
que nos recubran y tus gemidos, en mi banda sonora.
Finalmente, nos fumaremos un merecido cigarro y volveremos a
la realidad. La puta realidad de la que no deberíamos haber salido. A partir de
ahí, tal vez estemos bien unos días, tal vez semanas. Pero en una baraja tan
sólo hay cuatro ases y mucha mierda. Así que, las manos del destino, tarde o
temprano, nos darán una mala jugada a uno de los dos. Y, mientras uno no dejará
de pensar en la otra persona, habrá alguien de los dos que simplemente el deseo
se le habrá esfumado. Y así, el azar volverá a decidir entre nosotros y lo que
un día pensamos que era amor se habrá ido con el último condón de aquella
noche.
Pero el amor más doloroso es aquel que mata sin haber muerto
antes. Y uno de los dos sufrirá y llorará. Seguirá recordando aquella noche
como la más mágica de todas sin poder confiar en la persona que de verdad
tiene que llegar. Así que, sabes qué te digo. A la mierda el amor. Hazme un favor, si cuando nos conozcamos no somos los indicados, ¿por
qué no pasamos de esta mierda y follamos directamente?
lunes, 15 de octubre de 2012
Finales sin principios
Yo solía tener claro todas estas cosas,
que, a veces,
el mundo rosa en el que creemos vivir se tiñe de mierda
y que todas las mentiras empiezan con la palabra cariño.
La vida me había enseñado que comprar muebles de Ikea
siempre era lo adecuado,
por aquello de montar y desmontar a tu antojo,
que vivir en una casa no significa tener un hogar
para
siempre
Me consideraba un experto entre amores y desamores
si alguien entiende sobre el infierno,
ese soy yo.
Aprendí a vivir entre historias de alcoba
en camas que no
eran la mía
ni la tuya
ni la nuestra
Hasta aquella noche en la que los cubatas de ron
nos
llevaron hasta tu almohada,
la misma noche en la que me perdí entre tus sábanas
y te encontré a ti después.
Y allí me ves a la mañana siguiente,
ojeando el nuevo catálogo de muebles y tú
descolgando el
teléfono.
Tu taxi llegará en diez minutos, me dices
Y la mierda que vuelve a flotar,
otra vez, pienso
Y un adiós acompañado de un punto,
uno de esos a los que nunca le siguen dos puntos suspensivos
Uno de esos en los que quieres seguir leyendo pero,
por desgracia,
la historia terminó antes de que pudieras correrte
jueves, 4 de octubre de 2012
Artista, siempre artista
A menudo te recuerdo
y deseo ser como el humo del cigarro que sale de mis labios.
Enderezar el rumbo hacia las nubes,
con paso suave pero decidido.
Dejar a mi paso una vista cada vez más diminuta de lo que un
día fue mi mundo
y flotar hacia el tuyo.
Como tú tuviste que hacer una vez.
Y, entonces, desaparecer
Encontrarte entre los demás,
rodeado de risas y abrazos de los que ya se fueron.
Verte por fin tocar la guitarra,
cosa que nunca pude hacer
Y escuchar más de tus batallitas
Verte feliz,
como siempre estabas.
Nunca necesitaste mucho para sonreír,
cómo era aquello? Sin dinero y bien pagado.
No se necesitaba nada más que verte cuando la familia se
juntaba a tu alrededor
en aquella cena, cada año.
Parecía como si las puertas de la entrada no sólo nos
protegieran del frío,
también de los problemas que acechaban en las calles.
Simplemente no iban contigo.
Todo lo que necesitabas estaba dentro de aquella casa
y sonaba a felicidad.
Y sigo fumando
Pero el humo de cada calada no es más que eso
Humo al fin y al cabo, que sale y desaparece
Pero yo siempre sigo
Y qué es de aquello de cómo vas de capital, artista
Ya nadie me llama así,
es algo que quedó conmigo
Tu herencia, podríamos llamarlo
Porque los buenos recuerdos siempre deben permanecer
De eso se trata, de hacer eterno lo que ya pasó
Y tú permaneciste en mí de ese modo
Con esa palabra,
creo que no podrías haberlo hecho mejor
domingo, 23 de septiembre de 2012
Boulevard de los sueños rotos
Bienvenido al boulevard de los sueños rotos, donde la
felicidad se sirve en vasos de chupitos, que dicen que así es más fácil
emborracharse. Aquí no pedimos un mínimo de edad, tan sólo viejas historias que
nunca nos abandonan para poder pintar las paredes de los locales y barnizar las
mesas con lágrimas ya derramadas y conocidas.
Aceptamos gente de todo tipo, aquí vienen los que no saben
mentir para armarse de valor y contar aquello que por fin quieren decir, pero
no se atreven.
Acogemos las noches de soledad y las embriagamos de la compañía
más férrea, mezclada siempre con un poco de alcohol. Que no se diga que no
curamos.
Entre copa y copa tenemos misa de domingo, para que Jesús no
beba solo. Él viene siempre con sandalias pero en nuestro boulevar se puede
andar descalzo, cuanto menos peso, más cómodas serán las ganas de volar. Y no
se preocupen, no es el único que resucita al tercer día.
No tenemos aforo limitado, aquí nunca falta espacio para más
de un corazón. Enseñamos baile de salón para poder entenderse con las dudas que
bailan por las cabezas de los soñadores. Jamás se dan pasos en falso ni se
engaña a nadie. No tenemos tejados para no poder tirarnos piedras sobre él. Y
si llueve?, preguntan algunos. Pues es evidente, nos mojamos.
Reinan las caladas suaves pero intensas. De las de pulmones
anchos y corazones maltrechos. Pero no olvide que este es un lugar pasajero.
Aquí vienen los que un día perdieron el alma por el camino, nosotros sólo le
damos fuerza para recuperarla. Aunque hay otros, los que olvidaron aquello de
la valentía, que se aferraron a las historias del pasado, haciendo del presente
su propio olvido.
Si tiene alguna historia parecida, por favor, no sea tímido
y entre. Esperamos hacerle la estancia tan corta como agradable. Eso sí, los nuevos
pagan la primera ronda.
sábado, 8 de septiembre de 2012
Noche de verano
Recuerdo que tú querías fumar,
y yo hablarte,
para empezar
Tú pensabas que lo tenías todo para ser feliz,
yo necesitaba
alguien como tú para creer
Olvidaste por un momento lo que te rodeaba,
yo tan sólo
quería abrazarte
Y vino el cielo a sentarse entre nosotros
y puso una
estrella en el destello de tu mirada
Y un sueño de luz parpadeó ante tu sonrisa
pero la realidad
llegó como un apagón
Y los en otra vida tal vez,
en otro momento,
en otra ocasión,
cubrieron el ambiente
Tú no querías arriesgar, saltar del tren,
yo no quería coger
otro que el que pasó de largo
Y el recuerdo de una noche de verano llenó las sonrisas de
todos mis días
O tal vez fue una tarde.
Las horas pasaban volando cuando tú
les ponías caras extrañas
Y el sonido de un ya hablaremos resonó como un cristal
rompiéndose
Me decías qe no podía pasar nada
mientras cruzabas todos los
dedos de tus manos
y la nariz te crecía como nunca lo había hecho.
Yo me divertía
encontraba en tu modo de mentir
una inocencia que jamás había visto.
Y en tu mente bailban un tango las ganas de dejarse llevar
y el quién me mandaría a mí,
y yo mientras me empezaba a pregunar a qué sabrían esos
besos,
los que nunca te pude dar,
que nunca iban a ser míos.
Entonces, con un pitillo en la mano me dijiste
venga, vámonos fuera
que la noche es larga.
Pero la brevedad de los minutos conquistó cualquier atisbo
de tenerte
y lo improbable se hizo más fuerte según el hielo de los
vasos se derretía.
A su modo,
el humo de tu cigarro marcaba mis ganas de ser tuyo.
Ahí lo tenías, en la mano sin atreverte a fumar,
por si acaso perdías la mejor noche de tu vida entre
caladas.
Pero no fue esa,
ni sería la de muchas siguientes,
sin embargo, una extraña fuerza me ataba a ti
aunque el deseo fuera lo único que iba a reinar en aquella
noche.
Y, entonces, recordé aquella frase que leí
Y que por fin entiendo a la perfección.
"Y de repente,
la amé tanto como para olvidarme de mí mismo,
de mis autocompasivas desesperaciones
y contentarme pensando en que iba a hacer algo
que a ella le haría realmente feliz".
que a ella le haría realmente feliz".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)